martes, 15 de mayo de 2012

Evita los mordiscos de tu cachorro

Perro jugando

Los primeros meses de vida de nuestro cachorro son fundamentales para su desarrollo cognitivo, en ellos aprenderá a relacionarse con nosotros y con el resto de los animales. Cuando un perro llega hay que fijar una rutina mediante los horarios de comida, sueño y paseo. Además le enseñaremos a ser limpio. Muchas veces pasamos por alto la educación de nuestra mascota en esos primeros días, la primera medida debe ser frenar conductas negativas como la mordida.

Normalmente, si el animal vive junto a la madre aproximadamente hasta las ocho semanas, ésta le enseñará a inhibir la mordida. Esto se consigue mediante los juegos de guerra que le educan para ceder ante otros perros, antes de adquirir comportamientos excesivamente violentos. Durante una pelea entre perros llega un punto en el que uno de ellos se tumba boca arriba adoptando una postura de sumisión. De este modo, la disputa acaba y el ganador asume su lugar jerárquico predominante.

Desgraciadamente, cada vez más en los telediarios aparecen más noticias sobre canes que han atacado a personas. La causa de muchas de estas agresiones se debe a la selección de la especie que hacen los criadores atendiendo sólo a criterios estéticos, como el tamaño de la cabeza o la longitud del pelo.

La desinhibición de la mordida es característica de los lobos y de los perros salvajes que genéticamente están preparados para atacar. La falta de profesionalidad de ciertos criadores hace que algunos ejemplares lleguen a presentar una agresividad muy alta. Esta actitud hace que nos encontremos con animales que muerden sin dar señales previas, como los gruñidos o el lenguaje corporal.

Todos los perros necesitan morder para obtener recursos y conseguir un cierto status dentro de la manada. Este comportamiento es normal y lo ponen en práctica desde el nacimiento, cuando los juegos aún son controlados por la madre. Para que el cachorro aprenda la inhibición de la mordida y se convierta en un adulto equilibrado, es fundamental que viva con su madre y con sus hermanos.

La madre es la única que puede vigilar dichos juegos y sabe cuándo intervenir poniendo fin con un buen gruñido o incluso con un amago de morderlos. Lo malo es que muchas personas piensan que esta conducta materna es peligrosa y perjudicial para los cachorros, por lo que separan las camadas a edades muy tempranas.

Si el cachorro ha vivido el tiempo suficiente con su madre, ya tenemos la mitad del camino recorrido, puesto que ésta le ha enseñado a inhibir la mordedura. Lo más importante es que nunca permitamos que nuestra mascota nos muerda los pies o las manos. Si lo hace pararemos de jugar y le regañaremos. En caso contrario, puede entender que él es el que ocupa el puesto más alto del escalafón.

Bajo ningún concepto debemos perder los nervios o castigarle, ya que el cachorro interpretará que seguimos jugando. Esta situación es muy frecuente con los niños, que se revuelcan con las crías agitando los pies y las manos, consiguiendo perpetuar el juego y, en consecuencia, los mordiscos. Los padres siempre tienen que mediar en estas situaciones, dando al can un juguete e interrumpiendo la sesión de juegos si el animal se muestra excesivamente brusco.

Las preguntas sobre la mordida representan consultas muy frecuentes, por lo que hay que tomar medidas en los primeros meses de vida para evitar problemas en el futuro. Las propuestas más eficaces son dejar que nuestro perro se relacione con otros congéneres y asesorarnos sobre las características de cada raza, puesto que dependiendo del carácter y del nivel de actividad de la misma, el problema puede ser más o menos grave.

No hay comentarios:

Publicar un comentario